lunes, 7 de julio de 2014

BREVERISMOS. LUNES 7 DE JULIO DE 2014

Hace diez o doce años iba en un taxi y el taxista, como siempre, llevaba la radio puesta. Y para sorpresa mía no escuchaba la COPE ni Intereconomía ni ninguna de las emisoras eclesiales-fascistas del dial, sino una que emitía música clásica y en concreto una pieza que no reconocí. Tampoco es que sea un experto en música clásica, pero el oído ya lo tengo domesticado y cuando suena algo conocido pues lo reconozco, aunque a veces no me dé el magín como para recordar el título o el compositor. 
     Cuando terminó la música el locutor informó de que acabábamos de escuchar parte de Peter Grimes, una ópera de Benjamin Britten.

       Como su música me había impactado me puse a rebuscar en el baúl de Todo-lo-que-me-interesa y me encontré con la sorpresa añadida de que Benjamin Britten, además de ser un gran compositor, pianista y director de orquesta inglés -que había nacido en 1913 y fallecido en 1976- había sido un privilegiado gracias a la amistad-protección de la familia real inglesa... y en concreto de la Reina Madre, aquella viejecita conservada en ginebra que falleció a los 102 años.

 
       Y el privilegio fue que en la mojigata, hipócrita y puritana sociedad inglesa de posguerra –pecados que acabarían a partir de la llegada de los Beatles en 1960- Britten, homosexual militante, pudo vivir abierta y públicamente con el amor de su vida, el tenor Peter Pears, desde que se conocieron en 1936 hasta su muerte en 1976.

            Y es que la hipocresía inglesa de la época –por no hablar de la española o la del resto del mundo- apedreaba a los homosexuales… pero claro, a estos no, eh, mucho cuidado, que son protegidos de la Corona.

 

       Sobre todo porque, como he dicho, eran especialmente queridos por la Reina Madre, la viejecita valiente, hay que reconocerlo, que, cuando los alemanes bombardeaban Londres y toda la real familia huyó hacia lugares más resguardados, ella se quedó en su palacio, saliendo a la calle todos los días, tras los bombardeos, para consolar a sus súbditos (recordad que en las monarquías somos súbditos y en las repúblicas ciudadanos).
       A pesar de todo fue criticado y hasta despreciado por un sector de la sociedad inglesa por dos razones: su ya comentada homosexualidad y su pacifismo declarado en plena II Guerra Mundial, cuando la moda era ser patriota-beligerante.

 

       Britten, en la foto con pears y la reina Madre, colaboró con el escritor W.H. Auden en el ciclo de canciones Our Hunting Fathers que posteriormente cantaría Pears, a quien dedicó especialmente su obra Iluminaciones, inspiradas en los poemas de Rimbaud.


En 1942 Britten y Pears se instalaron en Aldeburgh, un tranquilo pueblo de la costa inglesa, en el condado de Suffolk, donde el compositor compondría la mayor parte de su obra. Su mayor éxito fue  Peter Grimes, ópera en tres actos inspirada en un poema de George Crabbe. Esta obra marcaría el camino a seguir por la nueva ópera inglesa. Se estrenó en 1945, dentro de los actos para festejar el final de la II Guerra Mundial, con Pears como protagonista y dirección del propio Britten. Y su éxito fue absoluto.

       A partir de ahí, el éxito, el que dicen que has alcanzado cuando eres portada de la revista Times.

       O cuando te dedican un sello, aunque en este caso la gloria suele ser póstuma… excepto en el caso de los monarcas.
       Su reconocimiento fue tan grande que fue el primer músico en recibir un título nobiliario, pues fue nombrado Companion of Honour con motivo de la coronación de la reina Isabel II en 1953, además de recibir la Orden del Mérito del Reino Unido en 1965 y, finalmente, el título de Baron Britten de Aldeburgh.


            En 1948 fundó el Festival de Aldeburgh, inicialmente como una reunión de músicos amigos en The red House, su casa cercana a la playa. Festival que se convirtió con el paso de los años en un acontecimiento cultural de primera magnitud.
       Su mayor éxito tras la guerra fue Réquiem de Guerra, sobre poemas de Wilfred Owen, composición antibelicista que denunciaba la irracionalidad de las guerras. Fue compuesto para la reapertura de la catedral de Coventry en 1962, en plena Guerra Fría. Para tal acto, y para dejar aún más clara su postura pacifista, Britten eligió una soprano rusa, un barítono alemán y Pears como tenor representante inglés.

       Britten falleció en 1976. Y en su querida playa de Aldeburgh, por la que tanto paseaba, se erigió este extraño monumento -feo como él solo- en su memoria: The Scallop (la vieira). El bronce de la escultura tiene perforadas en su borde palabras de la ópera Peter Grimes: I hear those voices that will not be drowned (Oigo esas voces que no serán ahogadas).

 
       Os ofrezco un breve fragmento de dos minutos de la ópera Peter Grimes en la playa de Aldeburgh, con unos curiosos decorados marinos y coros y solistas sobre barcas, con tormenta incluida y un final espectacular. Os gustará.

       Breverismos


4225) COSAS BÁSICAS
Les dijeron que cargaran solamente con sus cosas básicas. Y el pianista, agotado, no logró llegar a su destino.

4590)  BÁLSAMO
A pesar de creer firmemente en el poder balsámico de la música, tuvo que curar sus heridas con bálsamo de verdad.

4874)  MÚSICA COMPARADA       
Con tal de no oír a su marido se aficionó a escuchar a Beethoven… y claro, dónde vas a comparar.


Mañana más… o ya veremos, que nunca se sabe.

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